5 de enero de 2010

Análisis. MÉXICO 2010: ¿HACIA UNA NUEVA REVOLUCIÓN?


Ahora que en este 2010 se habla de la posibilidad de un "estallido social" o tercera revolución en México conviene recordar el siguiente análisis publicado en 2006 para prever quiénes podrían incitarla y encender la mecha de la "bomba" ante la nula posibilidad que tienen de alcanzar por la vía democrática y pacífica el triunfo electoral en 2012; esa es su naturaleza (allí están el SME, la CNTE, los "Panchos Villa", "los atencos", la Asamblea de Barrios, El Barzón, Fernández Noroña, el STUNAM, el CGH..., que actúan impunemente en la calle al ser protegidos todos por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, es decir, por el gobierno perredista de Marcelo Ebrard). La ultraizquierda violenta, en dos palabras. Si no, ¿qué hacía entonces la estudiante Lucía Morett en el campamento de las FARC?

"3 DE JULIO DE 2006:
¿LA DERROTA DE AMLO Y LA IRRUPCIÓN GUERRILLERA?"


Jaime Duarte Mtz.* @JaimeDuarte
“Los socialistas, si no dejan de serlo, no pueden estar contra la guerra […] Quien admita la lucha de clases no puede menos que admitir las guerras civiles, que en toda sociedad de clases representan la continuación, el desarrollo y el recrudecimiento –naturales y en determinadas circunstancias inevitables— de lucha de clases. Todas las grandes revoluciones lo confirman. Negar las guerras civiles u olvidarlas sería caer en un oportunismo extremo y renegar de la revolución socialista […]
“Una clase oprimida que no aspire a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida sólo merecería que se le tratara como esclavos […]
“Nuestra consigna debe ser: armar al proletariado para vencer, expropiar y desarmar a la burguesía”.

- V.I.U., Lenin.

El indeseable escenario del conflicto postelectoral

Ante el “empate técnico” en las encuestas y el creciente clima de animadversión entre los candidatos y partidos políticos en la campaña presidencial de 2006, uno de los escenarios previstos el 3 de julio que ya no se debe descartar es aquél que plantea la existencia del conflicto postelectoral en el que prevalecen las inconformidades, las impugnaciones y las recriminaciones mutuas por encima del respeto, la civilidad y la paz social. Sin embargo, es lógicamente previsible que si Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pierde la elección frente al candidato del PAN o del PRI, la izquierda radical desconozca al presidente electo y recurra a la violencia.

La aseveración anterior no es una afirmación simplista ni aventurada si consideramos, por una parte, no sólo hechos remotos y próximos en los cuales comúnmente las “tribus” del PRD han tomado alcaldías, bloqueado carreteras, desconocido autoridades e incendiado urnas cuando los resultados de los comicios distritales, municipales o estatales no les favorecen, sino también, por la otra, si observamos el creciente acercamiento y convergencia de la guerrilla en torno al perredista tabasqueño (como se explicará enseguida). Y, todo ello, sin descartar la injerencia de Hugo Chávez en el proceso electoral mexicano –con la formación aquí de “círculos bolivarianos”[1], la infiltración de espías venezolanos y el tráfico de rifles AK-47 al Ejército Popular Revolucionario (EPR) con la complacencia de funcionarios del Gobierno del Distrito Federal.[2]

La fragilidad del pacto de civilidad
No obstante haber suscrito León Cota el día martes 13 de junio el Acuerdo Democrático por la Equidad, la Legalidad y la Gobernabilidad, el Partido de la Revolución Democrática no puede garantizar, por sí, su pleno cumplimiento. ¿Por qué? Por tres razones de real politik: a) la acostumbrada agresividad del movimiento urbano-popular (MUP) que conforma el brazo ultra del PRD, b) la paulatina convergencia coyuntural de los grupos guerrilleros en torno a López Obrador y c) la simbiosis entre éstos y el MUP.

a) El MUP, los duros del PRD

Si bien es cierto que su abanderado presidencial se ha esmerado por emplear un discurso conciliador y ha insistido en sus intervenciones recientes que respetará a quien triunfe limpiamente el 2 de julio –aunque sus difamaciones y conducta hoy contradicen sus declaraciones— su partido se compone de un enorme conglomerado de organizaciones y movimientos urbano-populares que se distinguen principalmente por su independencia y beligerancia. Así, ante un escenario adverso, estos grupos virulentos se lanzarán a las calles a protestar y será muy difícil domesticarlos; sus líderes pueden argüir que, ante una “elección de Estado”, ellos no están obligados a obedecer o cumplir “pactos de civilidad”. La historia reciente nos ha demostrado cómo la Asamblea de Barrios, El Barzón (EB), el Consejo General de Huelga (CGH), la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), el Movimiento Antorcha Campesina, la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ), el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), el Movimiento de los 400 Pueblos y el Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI), entre otros, se han desempeñado como verdaderos grupos de choque y de presión del sol azteca.[3] Más recientemente, “los macheteros” de San Salvador Atenco también han desafiado al poder local y federal y hoy forman parte igualmente de la ultraizquierda perredista.[4] No es extraño encontrar la intervención del MUP, además, en los actuales conflictos de los “mineros” en Coahuila y los “maestros” en Oaxaca.

Los antecedentes y relaciones de estas organizaciones obreras, magisteriales, estudiantiles, campesinas y populares se ubican más allá de la fundación del PRD y del Frente Democrático Nacional, en 1988. Sus orígenes prácticos, más remotos, vienen de la Comisión Organizadora del Partido de la Clase Obrera impulsada por viejos militantes del Partido Comunista Mexicano, pero todas estas tienen su fundamento en el “Libro Rojo” de Mao, en “ir a llevar la revolución al pueblo”.[5]

Tampoco podemos omitir su activismo en el denominado movimiento anti-globalización o altermundista, con su participación en los Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre,[6] como sus relaciones internacionales con el Movimiento Sin Tierra (Brasil), Piqueteros (Argentina), AFL-CIO (EU), Monos Blancos (Italia), Confederación Paysanne (Francia), Amnistía Internacional (Londres), Madres de la Plaza de Mayo (Argentina) y ATTAC (Francia), entre algunas otras.[7] Algunos de estos, extremadamente violentos.

b) La convergencia guerrillera coyuntural en torno a López Obrador

Si bien los grupos armados subversivos han estado siempre presentes en México y emprendido ataques, secuestros y asesinatos políticos –preponderantemente desde los años 70— la realización de “La otra campaña” liderada por el Subcomandante Marcos (el “Delegado Zero”) y el conflicto de “macheteros” en Atenco (el 3 y 4 de mayo pasados), suscitó su reactivación. La irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en enero de 1994 —señalada como la “guerrilla buena”— le recordó a la opinión pública la existencia de estos grupos clandestinos. Pero la realidad es que desde 1945, hasta hoy, se tiene monitoreada, al menos, la aparición de más de 36 organizaciones guerrilleras, entre las que históricamente sobresalen, por ejemplo: el Ejército de Ajusticiamiento Genaro Vázquez, el Partido de los Pobres, las Fuerzas de Liberación Nacional (origen del EZLN), la Liga Comunista 23 de Septiembre (que secuestró y asesinó al empresario Eugenio Garza Sada) y el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP). Véase el cuadro de las organizaciones guerrilleras en México (1945-2006).

Actualmente, de acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, existen 8 grupos armados en actividad, con presencia en los estados de Chiapas, Guerrero y el Valle de México. Otro informe del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) indica que, de enero de 1994 a mayo de 2004, se han detectado en nuestro país 9 células subversivas.[8] Aunque un reporte más de inteligencia del gobierno federal precisa, en relación con estos, que carecen de capacidad operativa militar y “no representan ningún riesgo para la seguridad nacional”, se sabe que, por ejemplo, el EZLN cuenta con 150 “milicianos” que ya no utilizan rifles de “palo”, sino que portan armas de grueso calibre.[9]

No obstante sus confrontaciones y diferencias en matices ideológicos, tácticas y estrategias como señala el politólogo e investigador del Centro de Documentación de los Movimientos Armados, Jorge Lofredo, cuatro grupos insurgentes “han cerrado filas alrededor de la magnitud de los sucesos de Atenco, aunque no necesariamente respecto al EZLN”.[10] Esas organizaciones militares son: el Partido Democrático Popular Revolucionario Ejército Popular Revolucionario (PDPREPR), el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MLCB) y Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR).[11]

Lofredo subraya que la izquierda radical, armada (guerrilla) o no (MUP), tiene como común denominador en su estrategia revolucionaria: 1) la lucha contra el neoliberalismo, 2) las reivindicaciones de carácter nacionalista y regionalista, 3) la defensa de territorios comunitarios y 4) la búsqueda de soluciones alternativas a problemas comunes.[12] En este sentido, la victoria de AMLO en la coyuntura electoral del 2 de julio representa para la izquierda en general –que incluye a la populista, moderada, socialdemócrata y, claro, radical— una oportunidad única. Más aún, la insurgencia militar podría terminar por rendirse al nuevo “Mesías” y abandonar la vía armada. Sin embargo, de ocurrir lo contrario, es decir, que “la derecha” conserve el poder o los “dinosaurios” regresen, los ánimos podrían exacerbarse y, tanto el MUP como la guerrilla, irrumpirían violentamente en el escenario político. El mismo Andrés Manuel lo sabe pero, aunque se substrajera política y socialmente al conflicto postelectoral, está consciente que si no puede controlar a sus bases y corrientes perredistas, menos podrá hacerlo con las huestes subversivas; por ejemplo, está claro que él no cuenta con liderazgo sobre el EZLN (pese a que existen agrupaciones suyas del MUP actuando en este), pero probablemente cuente con operadores que a nivel subrepticio mantengan ligas con el EPR (Ejército Popular Revolucionario[13]) a través de líderes universitarios, estudiantes preparatorianos de la ciudad de México y de “círculos bolivarianos” mexicanos.

c) Relaciones peligrosas: MUP-guerrilla

El asunto no es menor si consideramos, igualmente, la simbiosis entre el movimiento urbano popular y la guerrilla en el área metropolitana. Un documento sobre grupos guerrilleros elaborado por la propia Secretaría de Seguridad Pública capitalina reveló, en mayo pasado, que en cuatro Delegaciones del Distrito Federal (Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco y Tlalpan), viven seguidores de estos grupos insurgentes que pertenecen al CGH, al FPFVI y a otras organizaciones sociales.[14] El documento se elaboró con base en la observación de marchas, plantones, mítines, medios de comunicación impresos y electrónicos, con el fin de que la policía preventiva permanezca atenta a las actividades de estas agrupaciones.

En otras palabras, significa que, por un lado, las autoridades del DF no sólo son cómplices de estos grupos dada la naturaleza del partido y los reclamos históricos del MUP –cuando advertimos en la ciudad la excesiva tolerancia, protección u omisión ante las continuas manifestaciones “ciudadanas”, como en su momento forjó Manuel Camacho Solís como regente capitalino con el SUTAUR-100)— sino que, por otro lado, podemos anticipar que tampoco actuará en caso de que la guerrilla emprenda acciones armadas contra “blancos del capitalismo global”, “oligarcas imperialistas” y “traidores a la Patria” que colaboraron en el fraude electoral o en la “elección de Estado”. ¿Suena exagerado?

Termino citando a Lofredo:

“La transformación de un país con destino al socialismo, a través de la táctica de la guerra de guerrillas o de otras formas de acción, en el México contemporáneo asume un mismo rostro, aunque con disímiles e irreconciliables gestos.
“Es posible que un acercamiento a las posiciones de López Obrador no signifique necesariamente el abandono de posturas revolucionarias, sino que tengan la importancia de ser un paso más en este camino. La visualización que hace TDR-EP [Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo] del tabasqueño es que puede contener tras sí la presión popular necesaria e imprescindible para una transformación radical de la sociedad, circunstancia que también ha señalado el grupo guerrillero como uno de sus objetivos fundamentales”.[15]

Confiamos en que, gane o pierda el PRD la próxima elección presidencial, el fantasma de la violencia en México quede atrás y tales grupos insurgentes quieran reinsertarse al México pacífico y democrático que demandamos vehementemente todos los mexicanos. Pienso que, en el caso de que Felipe Calderón se levante con la victoria el 2 de julio, podría convocar a una amnistía general y tender puentes de diálogo y negociación con los grupos subversivos que se niegan a desaparecer en los albores del siglo XXI. Veremos qué ocurre.

* Analista socio-político y
Director de Imagen Política, Consultoría (hoy SIGNUMS).

WWW.JAIMEDUARTE.COM.MX

14 de junio de 2006.


Notas:
[1] Son múltiples las referencias en la prensa a este respecto, como aquella que nos informa que en varias facultades de la UNAM, en Ciudad Universitaria, agentes venezolanos y estudiantes participan en la impresión de “propaganda bolivariana pro AMLO que repartirán de inmediato en pueblos y comunidades de Oaxaca, Morelos y Guerrero”. La Crónica de Hoy, 8 de marzo de 2006. Existen ya innumerables testimonios ciudadanos e informes gubernamentales que constatan la presencia de dichos “círculos” en distintas regiones del país, incluida la ciudad de México.
[2] El Diputado Juan Carlos Núñez Armas propuso que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión solicitara a la Secretaría de Gobernación y a la PGR “que investiguen las circunstancias en las que se produjo el supuesto tráfico de armas de Venezuela al EPR”. La Crónica de Hoy, 2 de junio de 2005.
[3] Para un conocimiento más detallado e histórico de los movimientos sociales urbanos, véase Hugo Esteve Díaz, Los Movimientos sociales urbanos: Un reto para la modernización, Instituto de Proposiciones Estratégicas, México, 1992, 239 pp. Figuras notables del perredismo como Gerardo Fernández Noroña, Carlos Ímaz, Adolfo Llubre han sido líderes emanados precisamente del MUP.
[4] El investigador y catedrático Julio Moguel clasifica en seis el espectro ideológico de la izquierda mexicana, a saber: cardenistas, lombardistas, comunistas, trotskistas, marxistas radicales y maoístas. Citado por Hugo Esteve Díaz en Las armas de la utopía: La tercera ola de los movimientos guerrilleros en México, Instituto de Proposiciones Estratégicas, A.C., 1995, México, p. 14.
[5] Citado por Hugo Esteve Díaz en Las Armas de la utopía, p. 61.
[6] En la página Web del Foro han aparecido registrados los nombres de algunas de éstas y otras organizaciones de izquierda. Véase: http://www.forosocialmundial.org.br/
[7] Recomiendo ampliamente consultar Pepe Roma, Jaque a la globalización: Cómo crean su red los movimientos sociales y alternativos, Random House Mondadori (Grijalbo), Barcelona, 2001, 377 pp.
[8] Reforma, 11 de julio de 2005.
[9] Milenio Diario, 28 de mayo de 2006. Ana María Salazar, en su libro Seguridad nacional hoy: el reto de las democracias (Ed. Aguilar, México, 2001, p. 28), señala que según una encuesta hecha entre 1998 y 2000 por el Instituto Nacional de Administración Pública, los mexicanos no consideran a los grupos armados como una amenaza a la seguridad nacional; sólo 15% de los entrevistados pensaba que estos sí eran un riesgo para el país.
[10] Milenio Diario, 8 de mayo de 2006.
[11] “TRD es la organización guerrillera más activa y, desde 2003, la única que lleva a cabo acciones militares a través de sus comandos Jaramillista Morelense 23 de Mayo (CJM-23M), Popular Revolucionario La Patria es Primero (CPR-LPP) y Revolucionario del Trabajo México Bárbaro (CRT-MB); y tiene presencia al menos en Guerrero, Morelos y Estado de México”, amplía Lofredo. Diario Monitor, 2 de junio de 2006. Para conocer un poco más acerca de estas células, recomiendo igualmente consultar: Jorge Lofredo, “La guerrilla mexicana: de la unidad a la ruptura”, Cemos Memoria, No. 180, febrero de 2004, en: http://www.memoria.com.mx/180/lofredo.htm .
[12] Diario Monitor, 2 de junio de 2006.
[13] Véase su sitio en la red: http://www.pdpr-epr.org/
[14] Milenio Diario, 27 de mayo de 2006.
[15] Diario Monitor, 2 de junio de 2006.