27 de junio de 2012

Así quedan las preferencias electorales rumbo a Los Pinos

Jaime Duarte Mtz., Consultor en Imagen y Reputación

SIGNUMS presenta a ustedes un compendio de los resultados de 8 encuestas nacionales al día de hoy que concluyen las campañas electorales a la Presidencia de la República.


Comentarios:

- Las encuestas, como herramientas de investigación cuantitativa, son diferentes a los sondeos de opinión.
- Las encuestas no son pronósticos ni "bolas de cristal"; son "fotografías" que pulsan el pensar y sentir de la opinión pública en un momento determinado, misma que puede cambiar por la naturaleza de la condición humana.
- Las encuestas son falibles respecto a estimaciones o proyecciones del futuro, como a sus errores estadísticos (de + - 3% a + - 5%). 
- Las encuestas serias realizadas por empresas de investigación (de opinión pública o de mercado) reúnen requerimientos metodológicos y criterios estadísticos en su aplicación; siguen protocolos y están certificadas por organismos de gran prestigio.
- Las encuestas pueden exhibir cifras disímbolas, unas de otras, de acuerdo con los tamaños de las muestras seleccionadas por cada empresa demoscópica, así como a su método de muestreo (entrevista cara a cara, vía telefónica o por internet).
- Las encuestas no deben ser usadas como arma propagandística ni asumirse como verdaderas o falsas en función de intereses personales, partidistas e ideológicos.
- Las encuestas "patito" carecen de nota metodológica y estándares de calidad. Desconfíe de las encuestas que no revelan esta información.

Conclusión:

- El seguimiento previo a las encuestas aquí recopiladas nos permiten observar que existen consistencias en sus resultados. Por tanto, no hay cabida a cuestionamientos acerca de su validez cuando ocho estudios demoscópicos coinciden en las tendencias porcentuales.
- Los resultados de las 8 encuestas que mostramos me permiten afirmar: 1. La opinión pública muestra hoy una preferencia por el candidato Peña Nieto que difícilmente puede cambiar en 4 días, de aquí al domingo de las elecciones; 2. no obstante las preferencias en las encuestas, una votación masiva en las urnas el día de la jornada electoral podría rebasar las previsiones y supuestos acerca de un ganador. Sin embargo, se trata de un supuesto que no puedo sustentar.

Por lo anterior, recomendamos al elector seguir los resultados oficiales del IFE a través de los datos del PREP (acopio de votos) y del conteo rápido (muestra representativa). Visite por favor: http://www.ife.org.mx/

Cel: 55 2653 8054
jaimeduarte@me.com




¿Quién ganará la "guerra perceptual" el 1º julio de 2012?

Jaime Duarte Mtz., 
@JaimeDuarte
Consultor en Imagen Y Reputación e investigador socio-político



Hoy terminan las campañas presidenciales y, con ello, una acendrada "guerra electoral" por el poder político en México. Hablamos, pues, de un período de tres meses de durísima contienda perceptual entre Enrique Peña, Josefina Vázquez, Andrés Manuel López y Gabriel Quadri. ¿Quién se convertirá en el 14º Presidente de los Estados Unidos Mexicanos (desde el origen de los sexenios en 1934)? ¿Quién será el nuevo mandatario que dirigirá los destinos de nuestra Nación?

En la lucha por conquistar la confianza y el voto de más de 79 millones de electores (de acuerdo con el padrón del IFE), la percepción ha jugado un papel fundamental. El ciudadano emitirá su voto el próximo domingo guiado por el posicionamiento ("primera regla de oro" de Ricardo Ohms). Es decir: ¿Con qué se queda cada mexicano de lo que oyó, vio o escuchó en los mítines a través de la propaganda y de los medios de información? ¿Qué es lo primero que vendrá a su mente al momento de tener la boleta en sus manos y marcarla por el partido-candidato de su elección?

Los "cuartos de guerra" saben muy bien que el éxito de su estrategia electoral desplegada durante 90 días dependerá, en gran medida, del posicionamiento que lograron comunicar sus candidatos en todos los Frentes Estratégicos de Batalla Perceptual (aréreo, terrestre, personal, audiovisual y digital). La imagen del candidato jugará hoy, como siempre, un papel clave, si no, determinante.

Veremos si los "compromisos" de Peña Nieto, la idea del "cambio verdadero" de López Obrador, el eslogan "diferente" de Vázquez Mota y el lema del "candidato ciudadano" de Quadri como sus respectivas propuestas terminan por persuadir a sus electores potenciales. Sabremos, también, si la crítica, los ataques y la "guerra sucia" en su contra funcionó, o bien, si sus spots y propaganda terminarán por convencer a los "indecisos". Confirmaremos, igualmente, si en el “top on mind” y en la psicología de la mayoría de los mexicanos las pasadas administraciones priístas (70 años) y panistas (12 años) se olvidaron o prevalecieron.

Al respecto, Ibinariaga y Trad afirman: "La historia de todas las elecciones es también la historia de una lucha entre dos clases de electores: los que quieren que las cosas cambien y los que quieren que las cosas sigan igual".

El candidato de la Coalición Compromiso con México (PRI-PVEM) enfrenta aún el reto de evadir la imagen de un pasado antidemocrático, de un gobierno autoritario y de crisis económicas recurrentes donde el presidencialismo corporativista, clientelar y protector de cacicazgos dominó todo el siglo XX. Lo anterior, acompañado de recientes casos de corrupción y vínculos de ex gobernadores priístas con el narcotráfico. Por ello, Peña Nieto intentó con sus estrategas del "war room" promover una imagen personal y oferta política distinta a los "dinosaurios" y a la "presidencia imperial" (como acuñó Enrique Krauze) que diera la percepción de un "cambio" en el estilo de gobernar y de un líder de Estado capaz de "romper con el pasado", cumplir sus compromisos de gobierno y recuperar el "rumbo perdido" del país. ¿Conseguirá de verdad erigirse perceptualmente como el hombre que transformará México, que romperá con el viejo régimen e insertará al país en la modernidad? Seis años de carrera por llegar a Los Pinos (desde el gobierno del estado de México) le han otorgado una ventaja demoscópica suficiente para, tal vez, triunfar el 1º de julio pese a la “piedrita en el zapato” del movimiento estudiantil (obradorista en su mayoría) #YoSoy132.

La candidata del Partido Acción Nacional, por su parte, representa -lo quiera ella o no- la continuidad de la administración actual. Pese a las notables fortalezas en materia económica y a los históricos avances en Salud y obra pública del Presidente Calderón, las más de 70 mil muertes que la oposición le adjudicó en campaña, producto de su combate al crimen organizado, sumadas a las increíbles pifias de su gabinete de Seguridad (por los pretendidos "peces gordos" que no capturó) han pesado perceptualmente demasiado y son importantes lastres en la imagen de Josefina Vázquez Mota. Asimismo, la torpe conducción inicial de su campaña -responsabilidad completa de sus estrategas y del CEN- más la división interna, las renuncias públicas por las candidaturas y sus propias fallas magnificadas todas estas por los medios, repercutieron de manera negativa en la opinión pública, que la percibió como una candidata débil e incapaz de gobernar la Nación. (Sumemos a esto la marcada incompetencia del panismo para comunicar los logros de sus gobiernos). No obstante la atinada rectificación del “cuarto de guerra” (evidente, por ejemplo, en el Segundo Debate) esta llegó tarde. Su posición hoy en las encuestas frente a López Obrador (arriba o abajo de él) hacen pensar a muchos (aún a su “voto duro”) en el llamado “voto útil” a favor de Peña. ¿Logrará entonces Vázquez Mota el "milagro" de ganar la elección como el (“traidor”) ex Presidente Vicente Fox afirmó?

Andrés Manuel López Obrador, líder de la Coalición Movimiento Progresista (PRD-PT-MC) aparece hoy en el segundo lugar de las preferencias electorales. Gracias a la asesoría de su “gabinete alternativo”, a su intacta estructura de movilización, a los recursos y consejos del empresario Alfonso Romo, etc., el candidato de las izquierdas ha logrado mitigar considerablemente su imagen de político rebelde, a seis años de "mandar al demonio a las instituciones". Ahora, gracias a su "República Amorosa" (que no sabemos aún qué es), a un discurso moderado, a la suma a su equipo de importantes empresarios (del Grupo Monterrey), etc. ha intentado modificar su imagen de “peligro para México”. Sin embargo, su presunción de “honestidad valiente”, como principal atributo personal, ha sido cuestionada (tras el escándalo por el “pase de charola”). Su participación gris en los tres debates –más allá de sus carencias discursivas— despierta múltiples dudas como estadista. Asimismo, la veracidad de su “amor” se pone en duda por los desmanes provocados por sus grupos afines y violentos como el SME, la CNTE, el STUNAM, etc. (solapados por Marcelo Ebrard). Ello, sin contar su soberbia para no aceptar sus propios errores, la autoría de sus encuestas, la opacidad en las fiananzas de su fundación y su aviso anticipado de fraude. Me pregunto: ¿Está listo AMLO para gobernar? ¿Es el rijoso de siempre o el nuevo "amoroso"? ¿Los mexicanos ya lo perdonamos por el conflicto post electoral de 2006? ¿Los mercados financieros se mantendrán incólumes ante su arribo porque dejó de ser un "chivo en cristalería"? ¿Respetará los resultados en las urnas si pierde? Son tantas las interrogantes que a mí definitivamente no me convence.

Finalmente, sobre el candidato del Partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri, diré que la estrategia inicial de sus asesores funcionó, a reserva de confirmarlo en las urnas. No obstante que definitivamente no será Presidente –al ocupar el último sitio en las encuestas— su objetivo de acercar a nuevos electores y posibilitar la conservación del registro de su partido se estima posible. Veremos entonces si su estrategia de diferenciación o de contraste le funcionó al presentarse como un aspirante académico o “ciudadano” y no como un “político”; al cuestionar directamente a Josefina y Andrés Manuel (excepto a Peña Nieto) y al proponer avanzar en las “reformas estructurales”. Lamentablemente para su causa, la incómoda sombra de la profesora Elba Esther Gordillo que lo acompañó a lo largo de su campaña le restó credibilidad. ¿Quién puede suponer lo contrario cuando, tras negarlo en el Segundo Debate, se informó al día siguiente que el hijo de Quadri es hoy el candidato suplente a Diputado Federal del nieto de la líder sindical del SNTE? Ya se rumora que Gordillo pidió votar por Enrique Peña como presidente, debido a un “pacto en lo oscurito con el PRI” (pese a su “rompimiento” visible en enero de 2012).

En pocas palabras, cada candidato presidencial podría representar actualmente la regresión, la transición o la involución. ¿Quién les parece que se ajusta mejor a cada etapa? Un dato más: Un Congreso dividido y mezquino podría, nuevamente, retardar los avances largamente esperados.

Si bien la realidad social es compleja y los comportamientos humanos difíciles de prever, al menos 6 empresas demoscópicas nos muestran que la opinión pública ya casi decidió quién desea que ocupe la silla presidencial el 1 de diciembre de 2012. Y si las tendencias o preferencias se mantienen, se perfila un ganador, a menos que la “mayoría silenciosa” se “robe” sorpresiva y democráticamente la elección. Hoy lo veo muy difícil, a diferencia de hace seis años que sí ocurrió.

En este escenario, no podemos soslayar el fantasma de “Colosio”, las amenazas del crimen organizado a varios candidatos locales, el amague de Anonymous con “hackear” la página del IFE si detecta fraude, la compra del voto y la violencia electoral; hay un ambiente muy crispado. Es la “real politik” mexicana. Si bien es plausible la intención de la convocatoria, no es suficiente firmar un “pacto de civilidad” para garantizar la paz y tranquilidad de la jornada electoral.

Los pendientes de nuestra Nación son muchos aún. Los desafíos que se vislumbran en el horizonte próximo son grandes y amenazadores también (crisis severa del euro, posible colapso del dollar, nuevo conflicto regional en Medio Oriente). Con franqueza lo digo: No veo en ninguno de los actuales candidatos presidenciables al hombre o a la mujer que tenga el liderazgo suficiente para enfrentar los extraordinarios retos, ni encuentro la estatura moral deseable para lograr la unidad nacional, ni tampoco detecto la capacidad personal para consolidar la transición política, económica y social de Mexico en esta primera mitad del siglo XXI.

Aún así debemos votar; la abstención no es opción. Lástima que en nuestra incipiente democracia tengamos que elegir al “candidato menos malo". Gane quien gane la “guerra perceptual” al triunfador le quedará grande la banda y la silla presidencial.

Cel: 55 2653 8054
jaimeduarte@me.com


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